07 enero 2006

La Estancia Azul

Recientemente he terminado de leer una novela, "La Estancia Azul" de Jeffery Deaver. La trama gira entorno al hacking y la Ingenieria Social. Como novela está bien, es entretenida y tiene ritmo. Como referencia del autor, "El coleccionista de huesos". Es su obra más conocida dado que se hizo una pelicula con buenos resultados de público.

Los diferentes comportamientos de los personajes de la novela me han llevado a reflexionar sobre la naturaleza del ser humano. Inicialmente intenté simplificar la complejidad de las fuerzas interiores que nos mueven a comportarnos de una forma u otra. De entrada, confundí la ingenuidad infantil que nos lleva a revelar información confidencial a un tercero cayendo en sus engaños artificiales, con la bondad humana que predispone a colaborar y no desconfiar de nuestros congéneres (¿ recordais aquello de "to'er mundo es güeno"?) . En el fondo esta bondad llevada al extremo se conoce como solidaridad y nos induce a colaborar con ONGs y otros movimientos de caracter humanitario.

En esas andaba yo, valorando ingenuidad frente a bondad, solidaridad, ... cuando he leido a Gaona. Me hecho poner los pies en el suelo. Defiende, y comparto plenamente, que "el éxito de los ataques de ingeniería social radica en que no hay parches contra la estupidez humana". Lo vi claro: lo que yo confundía no era ingenuidad con bondad o con solidaridad, ¡¡ estaba confundiendo ingenuidad con estupidez !!

Obviamente el problema también radica en "simplificar" las cuestiones importantes. El ser humano es tan complejo que intentar reducir las motivaciones que provocan sus diferentes conductas es un error de planteamiento. La prueba más clara de este error son las diferentes etapas por las que ha ido evolucionando el pensamiento humano desde los clásicos griegos hasta las corrientes filosoficas actuales, pero de esto ya hablaremos más adelante.

Cuidate mucho, hermano.